Argile in Edinburgh, City of

Si te gusta la comida y quieres llevar tu sabor y experiencias gastronómicas al máximo nivel, por favor, visita este encantador establecimiento. El chef y restaurantero Jack te guía a través de un menú de 7 platos con o sin acompañamiento de alcohol (nosotros fuimos por nada de alcohol). Experimentamos a Jack como la antítesis del estereotipo del malhumorado maestro chef ramsayesco Gordon. En su lugar, con gran autoridad y sabiduría, nos proporcionó no solo cuidado y consideración, ya que ya había tenido en cuenta las intolerancias alimentarias de los huéspedes, sino que, de su manera modesta y tranquila, entregó grandes cantidades de información sobre la comida y bebida que disfrutamos, revelando la ciencia y la justificación de su elección de combinaciones de sabores y métodos de preparación. Todo estaba bien preparado de antemano dentro de un ambiente de cocina impecablemente limpio al lado del bar en el que nos sentamos. Tan suave fue la carrera que apenas nos dimos cuenta de los silenciosos asentimientos y la orientación que dio a su subcocinero Scott y a otro asistente. Por sus descripciones y la comida que tenemos ante nosotros, se habían pasado muchas horas en la preparación, y a pesar de su comportamiento discreto, Jack es claramente apasionado por proporcionar excelencia hacia una experiencia de cliente única. Su cuidado en este sentido se extendió a cambiar una combinación de vinos en la noche porque no creía que fuera el maridaje óptimo para un plato en particular para aquellos en el restaurante que estaban bebiendo, después de comprobarlo dos veces. ¿Qué puedo decir de la comida? Permítanme decirlo de esta manera: es raro que recuerde el recuerdo de un sabor tan vívido como lo he hecho con la comida de Jack. Todos los platos destacaron, pero el lomo de corzo glaseado con ajo negro fue sobresaliente. Quiero decir, ¿desde cuándo cualquier venado se volvió tan tierno y sabroso? También los extras no mencionados en el menú, el pan de masa madre y mantequilla casera y el cubo de fruta lleno de sabor al final de la comida se habrían presumido con orgullo en cualquier otro restaurante. No me avergüenzo de admitir que durante el resto de esa noche me obligué a eructar para revivir todos los sabores umami y funky (Jack me enseñó lo que esto significa en terminología gastronómica). Los miembros más saludables de mi microbioma intestinal probablemente se enriquecieron con algunos de los sabrosos alimentos fermentados preparados con amor durante días. En cuanto a si la comida estaba llenando lo suficiente. Sí, para nosotros lo fue. Aunque el ritmo del curso contribuyó y pagamos extra por el curso de queso tête de moins, en lugar de atiborrar comida como suelo hacer, la experiencia del sabor junto con el ambiente tranquilo y educativo me invitó a bajar el ritmo y saborear, de tal manera que cuando la comida terminó me sentí satisfecho pero no hinchado, ni en ningún sentido sentí que había comido en exceso. Si te gusta la comida única y experiencias gastronómicas, tienes que visitar este lugar. ¡Vale cada centavo!

Pasó una noche encantadora en Argile, disfrutando de un delicioso menú degustación que no podía faltar, junto con algunos vinos a juego encantadores. Desde la Burrata Croustade al principio hasta el increíble postre Bakewell al final, los ocho platos fueron cuidadosamente preparados frente a nosotros por Jack y su equipo, con explicaciones detalladas dadas antes de que los disfrutáramos. El caldo de cebolla (servido con un huevo cocinado lentamente) era uno de los favoritos, y el lomo de corzo (no es algo que normalmente elegiría en un menú) con ajo negro era simplemente delicioso. El restaurante tiene un ambiente acogedor, y las tres horas de experiencia fue muy relajante. Está claro que Jack siente pasión por los platos que crea, y Argile es una pequeña joya de un lugar para cualquiera que busque tener una noche especial - fabuloso!

La comida preparada por Jack & Scott era absolutamente delicioso. Había 7 platos en el menú degustador, además de un delicioso pan fresco de masa madre que se hizo en casa. Las vieiras de las Orcadas buceadas a mano en jugo de oliva y aceite de hoja de higo eran simplemente una delicia para las papilas gustativas. Suelo disfrutar de verduras como pedidos secundarios en otros restaurantes, pero la calabaza Jack's Crown Prince asada en cáscaras de kelp y nuez destacó muy bien. ¡Me impresionó tanto que desearía poder tener la calabaza entera para mí como plato principal! El lomo de corzo con ajo negro, colirrabi y bayas fue cocinado a la perfección. Pagué un poco extra por el queso, galletas saladas y uvas especialmente tratadas. ¡Ciertamente no me arrepentí porque era celestial! Jack fue acogedor y durante la noche, explicó cómo se preparaba la comida, incluidos los días / semanas / meses de preparación detrás de escena para ciertos artículos, con el fin de crear los sabores. Él era muy conocedor del vino también. Hubo influencia japonesa en algunos de los ingredientes / platos, que disfruté mucho. Ciertamente aprendí algunas cosas nuevas sobre los ingredientes y estilos de cocina (por ejemplo, barbacoa japonesa en interiores) al escuchar o hablar con Jack mientras se preparaba la comida. En resumen, cada plato fue excepcional (en sabor y creatividad). ¡Si pudiera dar 11/10, lo haría! La combinación de sabores fue creativa y alucinante. La presentación fue intrigante y hermosa. Incluso la elección de los platos y cuencos (de Japón y los alfareros locales) fueron muy especiales. Uno puede decir que ha habido mucho pensamiento detrás de los elementos del menú degustador y la presentación. Estaba completamente lleno después de los 9 alimentos que se sirvieron. Pensé que era una muy buena relación calidad-precio debido a la calidad de los ingredientes, el pensamiento detrás de los platos y los sabores, la demostración de un nivel muy alto de habilidad para producir tales platos, y la entrega de tantos platos increíbles en una noche. Fue una noche muy agradable, gracias a Jack / Scott / equipo! Planeo volver de nuevo y sin duda recomendaría Argile restaurante a mis amigos.

Fantástico concepto y aún mejor comida, Jack y su equipo crean una velada maravillosa. Ingredientes y una carta de vinos obtenidos con discernimiento hace una comida maravillosa. Es tan formal o informal como lo haces y Jack está encantado de responder a todas tus preguntas. He estado 3 veces ahora y sin duda volveré!

We spent a wonderful evening at Argile enjoying the best tasting menu and wine pairing experience that we’ve ever had in Scotland. On the night we visited the tasting menu comprised eight courses of pescatarian and vegetarian dishes and, apart from our small party of two, the other guests were three friends returning to celebrate a birthday. We opted to take the optional cheese course, a Tete de Moine, which was perfectly paired with a sophisticated and spicy Domaine des Schistes Rivesaltes Solera from Languedoc-Roussillon. Chef-owner Jack Montgomery clearly has French training with strong Asian influences, but brings a distinctive and original twist to his menu at Argile. Each element of the experience was characterised by enormous attention to detail, highlighted through food and menu design, the perfect wine pairings, and the décor of the restaurant. Argile has an open-plan design, which encourages a relaxed ambience and allows guests to watch dishes being prepared and to engage with the chef over his source of inspiration, the origins of the ingredients, and the methods that contribute to such distinctive dishes. These conversations revealed that the deeply rich and earthy flavours of the root vegetable tea (course 2) were a product of holding black garlic at precisely 60 ̊C for 37 days; the rhubarb juice used to cure the hand-dived Orkney scallops opened freshly as we sat watching (course 3) was obtained from a single family farm based in the Yorkshire’s ‘rhubarb triangle’; the butter was made in house and combined with smoked eel and wild garlic hand-picked the same day by the assistant chef in south Edinburgh to create a delightful seasoning for a confit Charlotte potato (course 5); and the buttermilk generated as a by-product of the butter-making was the source of the frozen granita providing texture to the rhubarb-cured scallops in course 3. These highlights reveal aspects of the absolute commitment to using fresh local ingredients and preparing every basic element of each dish from first principles. We left after three hours completely satisfied, better educated, and hoping to return soon. We would highly recommend Argile for a unique and very special dining experience in Edinburgh.

An interesting experience, Good more than Very Good but definitely higher than average...... A total of eight customers can sit round a very tastefully decorated bar watching as the chef and his assistant prepare and serve your meal. The décor is charming and very pleasant. The kitchen area is spotlessly clean and interesting to view. There is one sliding barn style door which takes customers to the small cloakroom with fresh rolled hand towels and high-end soap. Our group of six would have the eight-course set tasting menu with wine-pairing. During the experience we also agreed to add the optional cheese course. All the food was prepared elegantly and what seemed effortlessly, in front of us. We understood how much time and preparation had gone into all the dishes, lots of pre-preparation and helpful discussions from chef. We all left feeling a bit hungry, even with the additional cheese course which was two turns of Tête de Moine. Delicious but so little. The wine pairing was interesting, the wines were not that special or memorable and one bottle was split between seven customers for most pours, it was definitely a wine tasting rather than a glass of wine each. There was little on offer that evening for non-alcohol options. The dinner and experience was about £180 to £200 per head which we felt was quite a high price for the quantity of food we got. The majority of our group did not feel satiated and although there was some nice small bites to try (the smallest portions of food we’ve ever seen), were not overly impressed with the food we consumed. The roast duck breast was tiny, served with one sprig of asparagus. The bread was wonderful and delicious, two small chunks each, served warm and attractively in an oven dish. We did have a lovely evening and enjoyed this new experience, the two staff were pleasant and helpful, possibly a little reserved but all in all it was something new to do in Edinburgh. I think the portions need to dramatically increase, the wine needs to be far superior and larger glasses poured even if this adds to the cost which is currently £65 per head for a small pour each. The atmosphere could be slightly less reserved with more theatre and we'd need more value for money to return and it's missing something spectacular. We wish the guys well.