Brooklands Bar in City of London, Westminster

Cena la semana pasada. Carta nueva, carta primaveral. Extraño restaurante: sí, su carta evoluciona con las estaciones! ¡Qué raro! ¿Cuántos establecimientos de 3 * han congelado / establecido - en - menús de mármol que no cambian durante el año? ¿No me crees? Tuve un pre-postre de frambuesa en febrero en un restaurante 3 * en Londres dirigido por un famoso chef inglés. Eso sí, en otra, puedo comer guisantes verdes casi todo el año. Aquí no. Probado la mayoría de los nuevos platos y lo que caracteriza a esta cocina es su finura. Es delicado y refinado. Pero no todos los platos me funcionaron. En general, excelente comida, entre los mejores restaurantes de todo Londres. El servicio es excelente: gran sumiller. Aquí es típicamente donde los restaurantes tratan de joder a los clientes. Aquí no. El sumiller trata de encontrar botellas interesantes para usted y no solo empujar los vinos clásicos caros. Y la carta de vinos no es una copia, pega de lo que ves en todas partes. Esta es una situación rara en restaurantes de alta gama. Espero que los contadores no se hagan cargo pronto y destruyan este buen trabajo. Si lo hacen, entonces, se llevarán una razón clave para volver aquí. ¿Alguien de Brooks/Claridges? Sólo para citar un ejemplo. Difícil de elegir entre el almuerzo y la cena como por una vez, la habitación y la iluminación son agradables de cualquier manera (recuerde que está en el 8o piso con una vista sobre Londres). Entre los mejores de Londres.

Opinión sobre Brooklands at The Peninsula Brooklands at The Peninsula ofrece una experiencia gastronómica verdaderamente única, que combina impresionantes vistas de Hyde Park y el horizonte de Londres con un interior temático de aviación inmersiva. Desde el momento en que sales del ascensor, el tema es evidente: pequeñas ventanas de avión, aviones, iluminación de estilo y alfombras con incrustaciones de automóviles de carreras te conducen hacia el comedor. La pieza de resistencia es el comedor en sí, donde una sorprendente réplica de techo de Concorde, junto con elegantes detalles metálicos y paredes que muestran la velocidad, altitud y temperatura Mach de Concorde, refuerza la sensación de lujo e historia. La alfombra, con una constelación inspirada en el último vuelo del Concorde, es un toque sutil pero reflexivo. El servicio es excelente — atento, amable y bien informado, lo que se suma a la experiencia general. La mesa, con manteles blancos y servilletas azules de doble forro, realza el ambiente refinado y acogedor. La comida comienza con una diversión exquisita: bouches, en particular la pastelería de puerro, que es un elemento destacado. La selección de pan también es excepcional: crujiente pero suave por dentro, combinado maravillosamente con queso de cabra, una vibrante mantequilla de hierbas verdes y mantequilla virgen. Entre los entrantes, la calle. Mejillones de la bahía de Austell con sidra y ajo de tres esquinas brillantes: los mejillones son tiernos y jugosos, envueltos en una envoltura de sabor, con una salsa rica y cremosa en la base. El Koshihikari con cítricos, lima negra y caléndula, esencialmente un risotto, es dulce y cítrico, que recuerda a un postre, como el pudín de arroz. Para la alimentación principal, la mejilla de ternera con emulsión ahumada y cebolla roja encurtida es excelente: la carne es increíblemente tierna y se desmorona sin esfuerzo. La cebolla encurtida, aunque ligeramente parecida al chutney en sabor, combina bien con la riqueza del plato. El miso Line Caught Pollock con anguila y pimiento rojo se cocina a la perfección, simplemente translúcido, con una salsa que tiene un huevo, como textura, agregando profundidad al plato. Los postres son un verdadero punto culminante, visualmente impresionantes y llenos de sabores equilibrados. La Blood & Bitter Orange con albahaca y menta es una mezcla perfecta de notas dulces, agrias y cítricas, que ofrece un final refrescante a la comida. Los petit fours son igualmente encantadores. Como toque final, un regalo de salida de un muffin de castañas es una sorpresa maravillosa: sabe igual de excepcional que el resto de la comida. El menú Concorde de Brooklands es excepcional, tanto por la calidad de la comida como por su increíble valor. La experiencia es inolvidable, combinando a la perfección historia, aviación y gastronomía en un viaje gastronómico verdaderamente especial.

Esta joya de un restaurante se encuentra en la ubicación premium del Peninsula Hotel, en la planta superior, con vistas a Hyde Park. Durante el verano, hay un balcón que ofrece una oportunidad única de disfrutar de cenas al aire libre en el centro de Londres con vistas a Hyde Park. Servicio La mayoría del equipo ha estado en el lugar desde la apertura del restaurante, y muestran su pasión e interés en la cocina y la prestación de un servicio excelente. La experiencia de servicio es atenta y reflexiva, reflejando su comprensión de los huéspedes y cómo desean cenar. Cocina Ya sea a la carta o a la carta, todos y cada uno de los platos son una romería de sabores, decoración y excepcional procedencia alimentaria. La cocina recibió inusualmente sus dos estrellas Michelin en el primer año de apertura, y esto fue merecidamente así. Cada vez se hace más hincapié en los alimentos obtenidos localmente y el chef está aumentando sin vergüenza su llamarada local y su estilo personal. Esperamos con interés el año 2025, cuando entendemos que habrá más mejoras para reflejar la experiencia del chef. Cenamos por la noche y, si es posible, vale la pena solicitar una mesa de ventana, pero todas las mesas tienen ambiente y carácter. Es imposible sugerir un plato favorito ya que todos y cada uno de los platos fueron excepcionales. Un consejo, no tengas miedo de que ingredientes o tipos de alimentos particulares no suenen atractivos, te sorprenderá cómo los sabores se mezclan muy bien. Happy Dining.

Decidimos reservar para el almuerzo mientras estábamos en Londres después de haber visitado el bar Brooklands adyacente unas semanas antes, donde tuvimos una experiencia agradable, con un servicio increíble. Tomamos una copa en el bar primero y nos llevaron a nuestra mesa donde desafortunadamente después de pedir el menú del día todavía estábamos esperando después de 45 minutos para nuestro primer plato. Preguntamos al personal de espera lo que estaba sucediendo y fuimos informados 10 minutos más tarde por un señor que asumimos que era el maitre de que el chef no había estado contento con la calidad del pescado y estaba haciendo nuestro primer plato. La comida llegó con más de una hora de retraso, estaba bien, no era excepcional y al salir del restaurante no se ofreció ninguna disculpa. Todavía no entendemos por qué en el momento en que se encontró un problema no se nos notificó, en lugar de simplemente quedarnos esperando, sospecho que fue porque el restaurante estaba muy ocupado. No volveremos, ya que hay muchos restaurantes con estrellas Michelin en la zona que ofrecen increíbles menús para el almuerzo, servidos de forma relajada y oportuna.

Un colega y yo tuvimos un almuerzo de celebración hoy en Brooklands. Si bien las bebidas son muy caras, la sugerencia del sumiller de Danbury Ridge fue fenomenal al igual que la Masi Oseleta, ambas opciones inusuales que normalmente no habríamos elegido. Añade cada bocado siendo absolutamente delicioso, con contrastes de sabores excepcionales y esta fue una experiencia excepcional. Caro pero bien vale la pena para una ocasión especial.

Fabuloso en todo... . la comida era excelente, bien presentado, bien explicado, y precioso y el personal era de primera cajón, atento, atento, atento, atento, alerta, conocedor, honesto, e inspirador también! Gracias por hacer nuestra velada de cumpleaños tan especial, disfrutamos cada minuto. Gracias.

Tuvimos un almuerzo perfecto de principio a fin. Comenzamos con un “paseo en globo” en el restaurante del último piso decorado en un hermoso estilo art déco con vistas sobre Belgravia. El servicio fue excelente y nos hizo muy bienvenidos y disfrutamos de un par de aperitivos sin alcohol que estaban deliciosos. Luego tuvimos el menú Concorde, que es una manera increíble de probar comida de esta calidad a un precio razonable. Los bouches de diversión eran de puerro y trufa y un helado de hígado de pollo increíble en una espuma tibia, casi el mejor plato. Para empezar, fue una decisión difícil entre unos mejillones increíbles y una ensalada de calabaza; los mejillones simplemente lo bordearon. Los principales eran fantásticos, un abadejo firme y ahumado y una mejilla de ternera suave y rica en mantequilla. El desierto de mango era perfecto. Terminamos con café y petit fours en el bar - gracias a todo el equipo, fue una tarde perfecta.

One of the finest meals we have had in London. We enduldged in the tasting menu. The service and cuisine was subperb and the Concode themed atmospehre was delightful, even down to the restrooms.

Went here with my husband for a birthday treat. It was superb from start to finish. Amazing food, fantastic staff, beautifully designed restaurant. Cannot fault it.

Who am I to suggest and improvement to Picasso or to Brooklands. Dinner was amazing in every regard from the balloon ride up to the 8th floor, the exceptional staff, and the amazing food. I’m at a loss’s to even describe the food to my friends. Even my photos hardly do it justice.

Brooklands is, simply, impeccable. London is densely packed with real, remarkable restaurants - this we all know. To open a new fine dine experience, in this day and age, takes real audacity, I would say, but Francesco and the team have nailed it. My experience was first rate; remarkable canapés of varying descriptions (fish custard - splendid), followed by several courses of infallible cookery. I do have some gripes with the place, though these, I concede, are largely idiosyncratic. Personally, I’d serve the canapés gradually, so as not to flood the table with them, though I believe this is wholly intentional and perhaps to be celebrated - who doesn’t like generosity! My second, and this is truly a sign that life is going too well if there is time to moan of this, is the coffee. Difference are eminent suppliers, but I was saddened to see no Jamaica Blue Mountain on Brooklands’ list. Regardless, I had an excellent lunch. Will this place win the coveted 3*? I see no real reason as to why not. My thanks to Francesco, of course, and to the whole team, with particular credit to Giole, the sommelier, who, despite my not drinking alcohol, was delightfully friendly, chatty, and pleasant, which is most atypical in these places - the sommeliers conventionally ignore me! Thanks again.

We decided to choose Brooklands to celebrate our 25th wedding anniversary and it was amazing. It was a lovely culinary experience with so many extra surprises we weren't expecting. The food and service were wonderful, it was a warm evening so we were able to sit on the terrace and enjoy the views of London. The bar pre and post meal was great, really cool interior. We chose from the a la carte menu and were absolutely stuffed by the end with all the fantastic extra bits and pieces they bring for you. It was a joy to experience this restaurant and made for a very special celebration.

Whilst sitting at the bar enjoying the evening views across London it was quite refreshing that our Bar Man was very welcoming , showed good knowledge of his craft and definitely 5* service - thank you Nans , we will be back.

New hotel, new bar. Nice concept, very different decor. Wonderful views over London. The service was good, champagne was excellent. Clean. Just a little claustrophobic. The table and chairs by the front window are far to close to one another.

First time in here The most expensive London hotel Managed to find a table over seeing Park Lane from the 8th floor Enjoying my Jonny Walker Blue Label ( they don’t stock Black Label ) Will definitely visit again to enjoy the restaurant Service is good

Stylish glassed-in bar with stunning views of London from the top floor (8th) of the elegant new Peninsula Hotel, which overlooks the back of Buckingham Palace's gardens. You're not that high up but your vistas stretch from Westminster Abbey to 22 Bishopsgate and beyond, including the Shard and Tower Bridge. Yes, they're far off on the horizon but they are great to look at as the cocktails kick in and the city lights come up. Service was friendly (except for one icy female host at the front desk who really wanted us to have the worst seat in what was an empty bar... the room filled up as the evening progressed). We eventually made it to a window seat after chatting with nicer staff and subsequently had a very memorable time. Food was typical bar menu stuff but well executed. The prices aren't low (actually, they're rather high... as is the location) but it was definitely worth it. Will definitely return when in town.

The bar has stunning views across London and is well designed. The service was very good as well. The only downside is the prices are very high even for this part of London. That said the bar was busy so maybe they have their pricing point correct. I would highly recommend but be prepared to pay for the experience.

Overpriced and nothing special. I love the Lobby at the Peninsula but this 8 th floor bar was a big disappointment. Cocktails are ok but ridiculously expensive and the nibble menu it is not only very average with a super limited choice, the prices are again absurd for what they are. No atmosphere, no vibe.

From the smirk-inducing Hot Air Balloon inspired elevators with associated sound effects (think Martin Creeds’ Work No. 409, piece for choir & elevator, 2005 in the JCB Elevator in the Southbank Centre, but less artistic) to the over designed brushed steel gents toilets that are clearly more style over function, this bar sadly misses the mark on nearly every level. One could argue it’s worth it for the views, but The Piano Bar (Now 10 Degrees) in the HIlton, Park Lane, gives you far wider ones across Hyde Park and the City as a whole. The Rooftop Bar at the ME Hotel, Aldwych the perfect river ones, being on the bend looking down towards Tower Bridge and up towards Parliament, The Rumpus Room at the Mondrian on Southbank gives a stunning eye-line view with St. Paul’s Cathedral and of course the greatest ones from the roof of The Eight at the Londoners Hotel (open air if you chose) over Big Ben (St. Stephen’s tower or now, called Queen Elizabeth II Tower), means it gets utterly trumped in those stakes too. Staff that knew nothing about the history of the bar’s name or the posters dotted around the establishment didn’t impress. For me their biggest faux pas was not knowing that Imperial Airlines were the world’s first airline and started at the world’s first international public airport here in London at Croydon Airport (it now stands as one of my favourite museums). For an establishment that was selling itself on London traditions, transport and history, this was surprising and disappointing in equal measure. The cocktails were, for the quality, hugely overpriced. These are not Side Hustle, Edition, or Mr. Lyan cocktails. These are a twist on loyal standards and reasonably prepared. Go see Lucia Montanelli at the Dorchester across the road, if you want a truly inspiring and exciting drink. An exorbitant 15% service charge on two cocktails, means the tip is more than a decent cocktail in Hache, Holborn. Everything has to be perfect when you do that and here it certainly wasn’t. New staff barely days in were thrown into the deep end. Fine, everyone has to learn, but your customers shouldn’t be expected to pay for them to do so. Bringing drinks to a table should be included in the near £30 charge for the drink - additional tips have to come from precision service, impeccable manners and staff spotting customer needs before they even conceive them. None of that happens here. Will it impress a date? Sure, it did mine. Will it be value for money? Absolutely not. And are there other offerings that will do the job way better for less cost? Emphatically! Get a Moonwalk from the American Bar in The Savoy Hotel, the father of all Cocktail bars, check out the Hotel’s museum on your way out and then head to the Light Room in Kings Cross to see Tom Hanks’ documentary Moonwalkers, at the appropriate moment, tell your date the cocktail they just drank was the first thing Neil Armstrong put to his lips after he returned from the Moon - that’s how you show off London to a prospective love interest. Shame, with so much build up to this new opening, much was expected of it, but sadly, from the surly bar staff being unhelpful at explaining the bill, to our olives and almonds being delivered clearly as an afterthought and staff members struggling with the required knowledge for such an offering; this venue would need to go a long way to change before a return visit.

We decided to pop in to the Peninsula Hotel after an afternoon shopping in Knightsbridge (and having visited our fav Mandarin Oriental). The Hotel is new but the decor very plush. We were super lucky to be seated at a table with an exceptional view including the London Eye, The Shard & Big Ben ❣️The staff were so lovely. I was even treated to a visit to the cigar room and the restaurant with the iconic Concorde sculpture. We will be booking a table here very soon. Can’t wait to return.

I am surprised to be the first one to review this place, but it is true that just opened! Well the drinks were good (The Chablis was great!) the service incredible and of course…the view!! Yes the view of London skyline in front of you is incredible (definitely a talking point: the London Eye that frame The Shard…how that is happening? Well the Thames twist and turn…). Marvellous indeed!!!